El Tratado de Marrakech respalda mundialmente el derecho a leer de los ciegos
La entrada en vigor y sucesivas ratificaciones del Tratado de Marrakech constituyen un logro inédito para las personas ciegas, quienes siguen conquistando el ejercicio de su derecho a la lectura y la consiguiente inclusión cultural y social que merecen.
El 30 de septiembre de 2016 entró en vigor el “Tratado de Marrakech para facilitar el acceso a las obras publicadas a las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder al texto impreso”, luego de su aprobación en conferencia diplomática, organizada por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), el 28 de junio de 2013 (luego de varios años de ardua lucha y negociaciones entre actores políticos y de la sociedad civil organizada de todo el mundo) y tras la ratificación de 20 países, de entre los cuales destacan 10 de la región latinoamericana: Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú y Uruguay.
Este instrumento legal tiene como objetivo servir de marco para que en los países ratificantes se puedan crear limitaciones y excepciones a las respectivas leyes nacionales de derecho de autor, a fin de favorecer a los colectivos que, en virtud de condiciones físicas o sensoriales, se ven imposibilitados de acceder a los textos impresos; esto es, permitir la reproducción, la distribución y la puesta a disposición de obras publicadas, en formatos accesibles, sin ser necesaria la autorización de los titulares de derechos de autor.
Asimismo, El tratado incluye la exhortación a que los países puedan realizar el cambio transfronterizo de las obras accesibles, procedimiento que se delega a instituciones autorizadas, las cuales pueden ser gubernamentales o no, siempre y cuando trabajen en pro de los grupos beneficiarios; esto con el propósito de evitar la duplicación de esfuerzos y aumentar la oferta de materiales de lectura disponibles para estas poblaciones.
Según la Unión Mundial de Ciegos, la cifra de personas con discapacidad visual supera los doscientos ochenta millones en todo el mundo, encontrándose, en mayor proporción, en los países en vías de desarrollo; y estas personas sólo tienen acceso a un 10% de las obras publicadas e impresas, hecho que implica una enorme brecha en el desarrollo intelectual y cultural de dichos individuos. Gracias al Tratado de Marrakech esta situación puede revertirse, para lo cual es necesario que el número de países ratificantes siga en aumento (a la fecha son más de ciento veinte países los que lo han ratificado), así como su implementación efectiva por parte de todos los actores involucrados en cada lugar.
La lectura, como ejercicio de enriquecimiento personal, de crecimiento intelectual y de empoderamiento cultural, nos pertenece a todos, independientemente de nuestro sexo, raza, condición física o nacionalidad; mas es indispensable que se brinden las condiciones de accesibilidad y puesta a disposición de los materiales impresos, para así incidir en mejoras en el ámbito educativo y cultural de las personas con discapacidad visual; y es por ello que el Tratado de Marrakech resulta un logro importantísimo en esa dirección.